Las pequeñas decisiones individuales que tomamos todos los días pueden ayudar a la protección de la naturaleza. De esta manera, a través de nuestros actos habituales saludables con el medio ambiente, es posible garantizar la sostenibilidad del planeta en el futuro, para que nuestros hijos y nietos disfruten del entorno natural en unas condiciones óptimas.
La degradación de la naturaleza es el problema ecológico mundial al que se enfrentan todos los países del mundo. Después de décadas de uso indiscriminado e irreflexivo de los recursos naturales, desde hace algunos años las naciones están más concienciadas para cuidar el medio ambiente y provocar un desarrollo económico sostenible. No obstante, somos nosotros, como individuos, desde nuestras casas, los primeros que podemos contribuir al mantenimiento del entorno natural con pequeñas decisiones diarias.
Se necesita el compromiso de todos con el medio ambiente. Instalar energías renovables en las comunidades de vecinos, por ejemplo placas solares; elegir productos para comer naturales, ecológicos y producidos en la economía local; el uso de materiales biodegradables en nuestra ropa, sin usar pieles de animales; o la utilización del transporte público o la bicicleta en lugar del coche privado son decisiones individuales que, multiplicadas por millones, tienen un impacto realmente positivo en el planeta y por tanto contribuyen a evitar su degradación.
Durante el Día de la Madre Tierra celebrado el pasado 22 de abril, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, declaró que «las grandes decisiones que tenemos por delante no corresponden solo a los legisladores y los dirigentes mundiales», sino que es necesario que «todos nosotros seamos conscientes de las consecuencias que tienen nuestras decisiones sobre el planeta y lo que supondrán para las generaciones futuras».